lunes, julio 22, 2019

El mabí seibano evita la eyaculación precoz




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El Seibo

En 1883, los parroquianos de El Seibo inauguraron una bebida de indudables poderes afrodisíacos. Servida en ‘‘tazas’’ y fabricada a mano a partir de la fermetación de bejuco de indio, raíces y azúcar en agua, el refrescante líquido tomó el nombre de ‘‘Mabí Champán Seibano’’. El hecho aconteció en el restaurante ‘‘Café Ideal’’, frente al parque, en la esquina de las calles Santana y Duvergé.
Su dueño, Tomás Otto Deisken, había emigrado de Curazao a la República Dominicana en compañía de su hermano Porfirio. Pero a diferencia de éste, que se estableció en San Cristóbal, Tomás se trasladó a El Seibo, donde al poco tiempo contrajo matrimonio con la sobrina-nieta del general Antonio Duvergé, llamada Dolores, con quien procreó una familia ejemplar.

Muchos, entre ellos el historiador vegano J. Agustín Concepción, consideran que la fórmula del mabí seibano fue traída desde Aruba por el señor Otto. Incluso, en su folleto ‘‘Influencia de Curazao en la República Dominicana’’, escribe con variaciones el segundo apellido del señor Otto, Deisken por ‘‘Drake’’. El historiador Luis Eduardo Morel considera que estos errores fueron ajenos a la voluntad de Concepción, quien quizás no contaba con una adecuada información.

‘‘La fórmula del mabí es netamente dominicana. La que conocemos actualmente es obra de las mujeres. Pudo haberla creado la señora Dolores Duvergé, ya que por la fecha en que contrajo matrimonio con don Tomás Otto, ella era muy creativa en la cocina. Su hija Dolores Onésima me dijo en una ocasión que ella había perfeccionado la fórmula que recibió de su madre’’.

Morel es íntimo amigo de la familia Otto. Actualmente, en plena tercera edad, colabora con su actual propietario, Ovidio Otto Morales, en la genealogía seibana. Se siente honrado con esa amistad. Sostiene que los Otto llevaron la modernidad en ese pueblo.

‘‘Ellos, además de la industria del mabí, trajeron la primera imprenta, el primer auto, el primer teatro, las primeras plantas de luz eléctica, la primera vellonera, y además, fueron los propietarios del primer períodico seibano, Plus Ultra’’.

‘‘Tomás Otto, al comprobar la aceptación de la bebida creada por su esposa, decidió procesarla industrialmente, e instaló las maquinarias para su adecuado procesamiento, así como los primeros envases para añejarlos, llamados damesanas’’, aseguró.

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