domingo, marzo 17, 2019

Masturbadores en Santiago de Cuba: de los cines a los espacios públicos


SANTIAGO DE CUBA, Cuba.- Xiomara Acosta lleva años como acomodadora en el céntrico Cine Cuba de la calle Enramadas en Santiago de Cuba. Aunque ya estos espacios no se llenan de público como antaño, dice que sigue siendo el lugar predilecto para parejas de paso, o algunas personas de la tercera edad que prefieren dormitar o masturbarse en los horarios de tandas cinematográficas.
“Algunas parejas vienen a conversar en los horarios de películas, pero la mayor cantidad de personas que entran, son hombres viejos que nunca están acompañados de mujeres, que se masturban tanto con los besos de las pocas parejas que se encuentran en la sala, o con cualquier escena erótica de la película que se exhiba”, acotó la acomodadora.
Yelenis Fonseca, estudiante universitaria de Economía, contó a CubaNet que la Universidad de Oriente es otro de los espacios frecuentados por estas personas. “La universidad, por encontrarse a las afueras de la ciudad, es uno de los lugares donde los pajuzos  ̶ como comúnmente se les conoce en Cuba ̶  acosan a las muchachas, tanto en los carros como en las guaguas que van con destino al Distrito, incluso se meten en los montes que rodean a la escuela”.
Cuenta que siempre le ha sido difícil lidiar con estas aberradas escenas “incomodas”, como ella misma menciona, cuando comenzó a trabajar hace más de 13 años. “Apenas inician las películas nosotras salimos de la sala y nos sentamos en el lobby del cine hasta que termine la proyección, porque tratamos de alejarnos de los masturbadores”, selló Acosta.
Sin embargo, otra trabajadora, que prefirió el anonimato, alegó que ya los cines han dejado de ser los espacios preferidos de los masturbadores. “Ahora han tomado ruinas, parques y áreas desoladas para sus cochinadas, ya no tienen escrúpulos y sacan su cosa en cualquier lugar”, expresó la señora algo apenada.
Hace unos meses se viralizó un video en las redes sociales donde un señor se masturbaba en el parque público de Ferreiro, Santiago de Cuba. El parque es uno de los espacios preferidos por estas personas en la ciudad, pues se encuentra cerca de una zona wifi, paradas de ómnibus de varias rutas y el Pre-Universitario Cuqui Bosh.
“Da pena ver a estos hombres, muchas veces jóvenes, que caminan masturbándose detrás de uno por varios metros, yo lo que hago es apretar el paso cada vez que pasa esto, porque si me pongo a gritar o tirarle piedras, ellos continúan detrás de mí, sin importarle”, criticó la estudiante.
Por su parte, una trabajadora del Parque-Museo Abel Santamaría, en pleno centro de la ciudad, cuenta que donde trabaja es uno de los lugares que más frecuentan los “pajizos”, como también se les conoce a los masturbadores en la provincia oriental.
“Se paraban por la cerca que colindaba a los dormitorios de las muchachas y comenzaban a masturbarse, aunque debo decir que algunas los provocaban desnudándose, pero otras cerrábamos las ventanas para no ver estas puercadas, porque si les comenzabas a tirar piedras eso era morboso para ellos y continuaban ahí”.
Pedro, como decidió ser llamado este joven, es uno de los masturbadores que frecuenta algunas de las áreas santiagueras. Dice que inició en su casa, pues le pedía a su esposa que se desvistiera en el cuarto mientras él lograba excitarse mirándola por una rendija de la puerta. Sin embargo, desde hace unos años frecuenta espacios ruinosos y parques lejos de su casa, pero cuenta que “aún siento un poco de temor si alguien conocido me descubre”.
“No se si es enfermizo o no, pero te puedo asegurar que así logro mayor excitación. Con mi mujer lo sigo haciendo, pero ella no sabe a lo que me dedico en la calle, por eso siempre escojo lugares destruidos o montecitos por donde pasan mujeres.” El joven asegura que muchos de los que como él se dedica a esto son hombres con esposas e hijos.
Son bastantes los lugares públicos en Santiago de Cuba que se han reportado como sitios proclives a masturbadores, pero pocas son las acciones por parte de la PNR en este sentido. Y aunque muchas mujeres han denunciado ser acosadas en ómnibus y camionetas, otras han vivido la amarga experiencia de tener una sombra que las persigue, en calles y lugares de poco tránsito peatonal a cualquier hora del día.

“Lo que más anhelo es que exista una ley que sancione duro a estos depravados sexuales, pero, mientras existan bajas cuotas en las multas, estos descarados  ̶ muchos de ellos padres, esposos e hijos ̶  seguirán acosando a las mujeres en todos los espacios”, lamentó la profesora Hurtado.(CUBANET)

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