Los motores de los vehículos afectados ya habían sustituidos por Hyundai como parte de dos llamadas a revisión en 2015 y 2017, que afectaron un total de 1 millón de automóviles para solucionar un defecto que causaba la parada del motor.
Hyundai afirmó que la compañía revisará los 100.000 vehículos afectados para “asegurar la instalación apropiada de la línea de alimentación de combustible a la bomba de alta presión”.
El fabricante surcoreano afirmó que durante la previa sustitución del motor, la línea de combustible “puede haber sido dañada, mal alineada o ajustada de forma inapropiada”, lo que puede provocar la pérdida de combustible.
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