El fenómeno sucedió apenas dos semanas después que el general Rafael L. Trujillo asumió la Presidencia de la República.
El huracán “Batatero”, como fue bautizado en ese tiempo, fue de categoría 4 y entró a la ciudad en horas de la tarde por la parte Sur, dejando abandonado y destruido todo lo que encontró a su paso. La ciudad quedó bloqueada y las inundaciones destruyeron carreteras y puentes. El hambre y la desesperación se hicieron presentes en la población.
El ciclón dejó miles de personas sin hogar, de los cuales una gran parte se ubicó en casuchas levantadas con la madera dispersa por toda la capital, mientras que otros fueron alojados en casas de campaña facilitadas por naciones amigas.
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