Uno de los mejores jugadores de la historia de la NBA une su destino a la franquicia más popular (en ancestral antogonismo con los Boston Celtics) de la liga profesional estadounidense. Una estirpe en la que, iluminados por los focos de Hollywood, relucen nombres como los de Magic Johnson, Kobe Bryant, Kareem Abdul-Jabbar, Elgin Baylor, Shaquille O’Neal, Wilt Chamberlain... palabras mayores esculpidas en oro y púrpura.
El montante del fichaje, 154 millones de dólares por abandonar su hogar en Cleveland y recalar en el Staple Center durante cuatro años, ya define la magnitud de la operación. Pero no dejan de ser números habituales dentro del gigantesco negocio en que se ha convertido la NBA.
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