Nueva York ya había fijado anteriormente una serie de restricciones que impiden poseer armas a personas que han salido de la cárcel condenadas por delitos graves.
La nueva norma extiende esos crímenes a los abusos domésticos. Y si la persona ya posee un arma, perderá la licencia y tendrá que devolver las que tiene si es condenada por violencia en el hogar.
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