La seguridad del recinto debió ser reforzada y los miembros de la Policía que acudieron al lugar se vieron precisados a realizar disparos al aire para dispersar la multitud que intentaba, además, entrar a la cárcel el féretro con el cadáver del infante.
La seguridad del penal debió ser reforzada con nueve camionetas y más de 10 motocicletas de la Policía, así como decenas de agentes de la institución para impedir la ocurrencia de desordenes.
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