El 12 de octubre de 2017, hace justamente cuatro meses, el cadáver de Ramírez fue encontrado atado a dos blocks y cadenas dentro de un arroyo de Manoguayabo, Santo Domingo Oeste, pero aún no se tiene certeza de cuál es el escondite de Contreras, de 35 años, único de los acusados que no ha enfrentado a la justicia dominicana.
La víctima fue raptada un día antes del hallazgo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), donde impartía docencia, y posteriormente asesinada.
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