La tradicional aglomeración de devotos, el clamor constante de mendigos, el bullicio de vendedores, el tránsito caótico y el impedimento de entrada al área de la Basílica caracterizan la víspera de la celebración del Día de La Altagracia que, por primera vez en sus 50 años, suspende sus actividades por la pandemia del coronavirus.
El municipio de Salvaleón de Higüey amaneció como ningún 20 de enero de los últimos 50 años: poca gente en las calles, la explanada y los laterales de la basílica con ausencia total de personas y vehículos, menos negocios y ofertantes de alimentos, crucifijos, pulseras, velones y otros artículos típicos de la zona y de la ocasión.
Un inusual silencio, ambiente agradable y limpieza caracterizaban el lugar.. .una brisa fresca evocaba la tradición mariana. El aleteo de las banderas nacional y del Vaticano frente a la majestuosa estructura de concreto era lo único en movimiento frente al templo, y se movían impetuosamente emitiendo un fuerte y llamativo golpe de cola cada vez que el viento las batía.
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