Esa es la postura de Antonia Abreu de la Rosa, una contable madre de dos niños, uno de 11 y otro de cinco, que cursan el sexto grado y pre primario en la Escuela Salome Ureña de Henríquez en Los Girasoles, que pese a los inconvenientes prefiere las clases virtuales para no arriesgar la salud de sus vástagos con la COVID-19.
Sin que el Ministerio de Educación haya decidido la modalidad escolar a establecer por motivo de la pandemia (virtual o semi presencial) muchas otras madres se inclinan por la virtualidad, a sabiendas de las contrariedades que adelantan podrían tener.
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