El estado de Nueva York parece haber entrado ya en la fase de “descenso” de la curva de contagios del COVID-19, a juzgar por las cifras registradas en los últimos días.
Así lo reveló el gobernador Andrew Cuomo, quien advirtió este lunes que las reducciones en el número neto de hospitalizaciones y entubaciones, al igual que el hecho de que las salas de emergencia no estén tan abarrotadas, como hace un par de semanas, cuando todo era “un caos”, son el mejor indicador de que el panorama luce positivo.
“La pregunta es si ya pasamos el pico de contagios. Hemos visto días seguidos de reducción (…) Los números sugerirían que estamos viendo un descenso. Los números están bajando, pero ¿qué tan rápido está bajando (la curva)?, o ¿cuándo se dará el descenso mayor?, nadie lo sabe”, manifestó el Gobernador en su conferencia de prensa diaria, desde Albany, agregando que algunas proyecciones hablan de dos semanas para ese descenso pleno y otros estiman el tiempo en un mes.
El mandatario neoyorquino advirtió que aunque las muertes siguen siendo muy dolorosas, su reducción también es una buena señal. Este domingo se registró el menor número de muertes en la última semana, con 478 fallecimientos, 10% menos que el día anterior, cuando hubo 507 decesos, y 14% menos que antier, cuando hubo 540 muertos. El total de decesos por el virus era hasta el cierre de esta edición de 18,776 casos, 9,101 de ellos ocurridos en la Gran Manzanza. Sin embargo, 4,582 es la cifra de muertes probables por coronavirus, no incluida en el estimado total.
Entre tanto, los contagios hasta el lunes ya habían alcanzado en Nueva York los 251,941 casos, y de ellos 132,467 eran de los cinco condados de la Gran Manzana, con un aumento de 4,726 más en las últimas 24 horas, mientras que las hospitalizaciones se redujeron de 16,213 a 16,103, entre el sábado y el domingo, es decir 90 menos. Los nuevos ingresos hospitalarios también bajaron de 1,384 a 1,380, 4 casos menos.
¡No se puede bajar la guardia!
A pesar de las noticias alentadoras, Cuomo volvió a insistir en la importancia de que los neoyorquinos no bajen la guardia en la cuarentena ni en las normas de distanciamiento social, especialmente ahora que han empezado a aumentar las temperaturas.
“No permitamos que los niveles de infección aumenten. Sabemos que el clima va a ser más caloroso y que la gente se va a relajar y va a querer salir. Es el comportamiento humanos. La gente va a estar más activa. Somos seres humanos, sé que no es saludable estar en la casa todo el tiempo y podremos ver un un aumento en el nivel de la propagación de la infección. Si la gente empieza a salir, habrá más contacto y se va a incrementar la extensión del virus y si eso pasa veremos más alto el nivel de hospitalizaciones”, dijo Cuomo.
El Gobernador también hizo un llamado al Gobierno federal para que entregue a trabajadores de primera línea de riesgo, incluidos empleados hospitalarios, conductores de autobuses, limpiadores y empleados de supermercados y tiendas, que están ofreciendo sus servicios en medio de la pandemia, un pago adicional del 50%, de sus salarios, mientras dura la pandemia.
Cuomo pidió al Congreso que en los programas de fondos de emergencia que se están analizando actualmente, se incluya ese bono, que ayudaría en buena parte a trabajadores latinos y afroamericanos.
“El 41% de los trabajadores que se encuentran en primera línea de riesgo son personas de color, incluidos el 45% de los trabajadores de transporte público, 57% de trabajadores de limpieza en edificios y 40% de empleados de la salud”, comentó el mandatario estatal.
La solicitud de Cuomo se suma a la hecha por el líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer la semana pasada, quien pidió que los trabajadores en la primera línea de riesgo reciban hasta $25,000 anuales por su labor de riesgo.
Realizan pruebas de anticuerpos
El Gobernador manifestó además que a partir de este lunes el Estado de Nueva York comenzó a realizar la pruebas de anticuerpos, que pretende hacer extensivas como mecanismo para volver a la normalidad, y explicó que las estará haciendo al azar en un muestreo, a fin de establecer qué porcentaje de neoyorquinos ya tuvo el virus y cuántos desarrollaron protecciones para poder regresar a su vida laboral.
Fuente el diario ny
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