Samantha y su marido Steven llevaban varios años juntos. Supuestamente eran felices en Catar, a donde se habían mudado hace diez años y tenían una vida llena de lujos. Cuando regresaron al Reino Unido, su país de origen, comenzaron las diferencias. Ella quería volver a Catar y seguir con su alto nivel de vida y su esposo no, por eso decidió dejarla.
Samantha sufrió una depresión severa a causa de la ruptura. Tal era su estado que ahogó a sus dos hijos en la bañera para castigar a su ex esposo. Después, se intentó suicidar estrellando su coche contra un camión.
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