Desde hace décadas, emigrantes de Honduras, El Salvador o Guatemala dejan sus países, arrasados por la violencia y la pobreza, con la intención de pedir asilo en Estados Unidos. ¿Por qué entonces el interés especial con la caravana de casi 5.000 centroamericanos que acaba de llegar a México?
Primero, porque el presidente estadounidense, Donald Trump, ha convertido en su prioridad máxima frenar la llegada ilegal de inmigrantes y expulsar o hacer la vida más difícil a los que ya viven aquí.
Segundo, porque no sabe cómo hacerlo: fracasó cuando intentó endurecer las leyes migratorias pese a tener mayoría en ambas cámaras del Congreso; fracasó al intentar separar a familias en la frontera; fracasó al intentar mantener a los inmigrantes encerrados hasta su cita con un juez de Inmigración; fracasó a la hora de reducir el atasco en estas cortes; y ha fracasado, fundamentalmente, a la hora de disuadir la llegada de inmigrantes a la frontera: cada vez son más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario