Luis pasa por algo similar. A sus 21 años es un joven alegre y extrovertido. Sin embargo, últimamente algo ha cambiado en él. A lo largo del día se encierra en su cuarto y se queda en cama durante horas.
Luis no es el nombre real de Luis. Tampoco Marta se llama Marta. Ambos nombres son ficticios pero sus testimonios son muy reales. Las suyas son historias que se repiten en la vida de miles de jóvenes dominicanos. Las historias de aquellos que padecen, muchas veces sin saberlo, del invisible trastorno de la depresión.
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