Esperaron durante dos horas bajo el sol implacable a que les entregaran su ración bisemanal: 24 botellas de agua y una caja de cartón con tortillas, verduras enlatadas, cereales y otros productos básicos.
Martínez, de 73 años, colocó el agua sobre los alimentos y ascendió la ladera escarpada a la casa donde vive sola, lava y escurre su ropa a mano y se encierra por las noches por miedo a los ladrones. Su hija de 53 años cargó los bienes en su auto y fue al complejo de viviendas públicas para hacer cola con decenas de vecinos para cocinar en uno de los seis quemadores de gas en la oficina del administrador.
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