Las autoridades de Nueva York quieren a toda costa poner un alto muro a la amenaza de una segunda ola de contagios de coronavirus, cuando se inician los meses de mayor movilización de viajeros y grandes reuniones familiares, con motivo de Día de Acción de Gracias y la Navidad.
Y mientras tanto, en las ‘zonas rojas‘ del COVID-19 ubicadas en el centro sur de Brooklyn, incluidas los vecindarios de Borough Park, Mapleton y Midwood, todo indica que continuarán por varias semanas más con el peso de las máximas restricciones. Esto significa que los negocios no esenciales seguirán cerrados, las escuelas funcionarán solo de manera remota y las reuniones religiosas solo serán posible al 25% de la capacidad de esos recintos, cuando las fiestas están a la ‘vuelta de la esquina’.
Aunque la semana pasada se anunció la flexibilización y “cambios de color” en las alertas en el mapa de Brooklyn y Queens, por el descenso de la tasa de infección por debajo del 6%, en los ‘micro clusters’ que siguen compuestos en su alta proporción por hogar de familias judías ortodoxas, por el contrario se reforzará la vigilancia.
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