La ciudad china donde comenzó la pandemia de coronavirus finaliza oficialmente sus medidas de aislamiento este 8 de abril
La
ciudad china de Wuhan, cuna de la pandemia del coronavirus, finiquita a
partir de este miércoles casi 11 semanas de cuarentena, aunque los
ánimos de sus residentes están divididos entre las ganas de marcharse y
quienes temen que otras ciudades pongan trabas a su llegada.
“Las
medidas de control y prevención de la epidemia siguen siendo una
prioridad y la gente debe seguir alerta”, afirmó hoy el funcionario
local Hu Shuguang a la cadena estatal CGTN.
Según
Hu, Wuhan ha logrado salir del hoyo en el que se encontraba hace dos
meses y la situación no deja de mejorar: desde el 18 de marzo, la ciudad
sólo ha confirmado dos casos de coronavirus en dos días separados.
“Que
no haya nuevos casos no significa que haya cero riesgos en Wuhan. Las
tareas de prevención y control siguen siendo críticas”, acotó.
Y
mientras algunos viajeros comienzan a preparar sus equipajes para
salir, otros se lo han pensado dos veces y han decidido no viajar en
este periodo.
“Tengo
miedo de que gente de otros sitios en China no nos acepten como antes”,
comentó a EFE una trabajadora china del sector de las relaciones
públicas que prefiere permanecer en el anonimato.
En
un principio pensó en volver a Shanghai, donde trabaja, pero se topó
con varios rompecabezas burocráticos: “Hay mucho papeleo. Hay que
solicitar el billete con antelación, y el empleador y la comunidad de
vecinos donde resido allí tienen que invitarme primero. También tendría
que hacer otra vez la prueba de coronavirus, para lo cual quizá haya que
pasar por el hospital”, relata.
Y
si viaja a la gran ciudad financiera china lo más probable es que le
espere un nuevo periodo de 14 días de aislamiento que no podría hacer en
su casa, ya que comparte piso.
“No
quiero volver a estar encerrada otra vez. Prefiero esperar a que las
cosas se calmen para viajar”, añade, y apunta que otros trabajadores
menos cualificados y con menos ingresos quizá no tienen otra opción más
que regresar.
El
recelo de grandes ciudades como Pekín, Cantón o Shanghái respecto a los
wuhaneses tiene su explicación: “Creo que es comprensible hasta cierto
punto. El virus se descubrió primero en Wuhan. Claro que nos gustaría
volver, pero sólo si somos bienvenidos. Esta situación es dolorosa, y lo
último que queremos son más problemas”, concluye la joven.
“No
creo que sea un fenómeno generalizado”, asegura a Efe el neumólogo Hu
Ke, que lleva más de cien días tratando a pacientes graves en Wuhan.
“Creen
que el riesgo es mayor si procedes de Wuhan o de la provincia de Hubei,
y piden medidas más estrictas para ellos. Hay gente de la provincia a
la que le toman a temperatura varias veces si viajan. Esto es
comprensible -argumenta-. Hubei ha sido el centro de la epidemia. De los
80.000 casos en China, 60.000 se registraron en esta provincia. Yo no
lo llamaría discriminación”.
Discriminación
o no, no es exclusiva con los wuhaneses ya que, a medida que el virus
se ha ido propagando desde China hacia el resto del mundo, algunos
chinos han manifestado actitudes racistas contra los ciudadanos de
países azotados por la enfermedad.
Así,
en las redes sociales chinas circulaban estos días imágenes que
presentaban a los extranjeros como “basura” que había que clasificar en
diferentes cubos para desinfectarlos y a quienes acusa de no llevar
mascarilla, entrar ilegalmente en el país e incluso de estafar mujeres.
Puertas abiertas y días sin muertos
En
cualquier caso, más de 80 trenes están ya listos en la estación de
Wuhan para salir de la urbe con destino a distintos puntos de todo el
país, según el diario estatal Global Times, y que podrán usar sólo
aquellos viajeros de la urbe que certifiquen un buen estado de salud.
La
fuente señala también que los 75 controles de carreteras que regulan el
tráfico entrante y saliente de Wuhan se levantarán mañana.
Según
las autoridades locales, se producirá un pico de tráfico que durará
hasta el 15 de abril, y alertan contra descuidos con la apertura de las
comunicaciones frente a posibles rebrotes de la enfermedad.
En
la ciudad siguen presentes las gigantes vallas amarillas que impiden el
paso a complejos residenciales y otros edificios, a los que sólo se
puede acceder si se presenta un certificado de salud.
“No
sabemos cuándo se quitarán. Depende de cada comunidad de vecinos.
Estamos a la espera de que nuestro distrito tome una decisión”, comenta a
Efe un guarda de seguridad a la entrada de un complejo residencial en
el que también hay pequeños mercados que venden bienes de primera
necesidad.
Algunos
compradores llegan a la valla, pegan un grito explicando qué quieren
adquirir y a los pocos segundos aparece una mujer que les entrega el
pedido por encima.
El
fin de la cuarentena en Wuhan se une así a otra buena nueva difundida
hoy por la Comisión Nacional de Sanidad: el primer día que han informado
de que no se han producido muertos ni en Wuhan ni en el resto del país
por COVID-19.
Los
contagiados “activos” continúan disminuyendo y suman 1.242 casos, de
entre los cuales hay 211 en estado grave (181 de ellos, en Wuhan),
mientras que las autoridades chinas siguen preocupadas por el continuo
goteo de positivos detectado en viajeros chinos procedentes del
extranjero y que hoy sumó 32 nuevos casos.(INFOBAE)
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