Será poder demostrar que sin la presencia de Kevin Durant (a la que se suma la lesión de Klay Thompson) y los grandes refuerzos de otras franquicias del Oeste pueden volver a disputar la corona de campeón.
Esos dos factores desde ya han hecho pensar a los entendidos que los dirigidos por Steve Kerr no sea el temible superequipo que eran hace unos años atrás, y la idea de que esto supondrá inevitablemente el fin de una dinastía que alcanzó las finales en las últimas tres campañas.
La situación ha obligado a su Bob Myersor, su general manager, reinventar a un equipo que ha perdido mucho talento para poder seguir aspirando al anillo.
Además de afrontan una temporada llena de incógnitas y sin el cartel de favoritos que los ha acompañado en las últimas temporada.
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