Meca del turismo por diversas razones, Manhattan se ha convertido cada vez más en un destino para adictos a opioides y otras drogas, venidos desde diversas partes del país, sin planes de irse.
Nueva York tiene su propia crisis de adictos locales: las muertes por sobredosis aumentaron considerablemente en 2016 con la llegada del fentanilo, y las autoridades dicen que la ciudad se ha convertido en un centro para el opioide sintético ilegal. Pero aparte de El Bronx y Staten Island, la crisis tendía a ocultarse en gran medida de la vista del público, especialmente en Midtown.
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