Diego Adolfo Marynberg, de 44 años y cuyo rostro pocos conocen, se ha convertido también en una pieza en los intentos de frenar las fuentes de financiamiento externo del chavismo, luego de que el gobierno de Estados Unidos anunciara nuevas sanciones contra empresarios y miembros del régimen presuntamente responsables por el retiro de 1.200 millones de dólares desde Venezuela.
Según reconstruye El Tiempo en base a informantes cuya identidad está protegida, Marynberg llegó a Venezuela en 2006 para invertir en el país ya en ese entonces en crisis y gobernando por el fallecido Hugo Chávez.
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