El nombre de Rock Hudson arrastra una estela como la de los cometas. Si se observan desde la Tierra, su característica cola brilla deslumbrante; pero si se analiza científicamente aparece el hielo, el polvo, el gas y las rocas que constituyen estos cuerpos celestes. Algo así fue la vida de quien se ha considerado una de las grandes estrellas del Hollywood dorado. Esplendor por fuera y oscurantismo por dentro.
Rock Hudson vivió como un galán entregado a cultivar el arte de la seducción. Un gigante que medía 1,95 y que con su tamaño y su físico elevaba los suspiros de los espectadores de la época dentro y fuera de la gran pantalla. Realizó su mejor interpretación aparentando durante años una heterosexualidad que no dejó que se fisurara ni ante algunas de sus amistades más íntimas y vivió en la clandestinidad una homosexualidad blindada que solo quedó al descubierto pocos meses antes de que muriera en octubre de 1985 a causa del sida, un año después de habérsele diagnosticado la enfermedad.
Como ocurre con todas las leyendas y él lo fue por partida triple —como intérprete, como icono sexual y después como una de las primeras estrellas que visibilizó el sida— el fin de su vida no significó el ocaso del mito. Con el paso de los años han ido apareciendo detalles sobre su vida y biografías que han ido desvelando aspectos desconocidos de la estrella y de la persona. Ahora llega Rock Hudson. All That Heaven Allows, la que se ha calificado como la biografía definitiva de Roy Harold Scherer, el hombre que nació en Winnetka (Illinois) y que se ocultó durante sus 59 años de vida bajo el nombre que eligió para su carrera cinematográfica: Rock Hudson.
El libro escrito por Mark Griffin, que se convertirá en película, ofrece —según críticas de medios norteamericanos— una visión equilibrada y reflexiva sobre la vida del actor. El título es homónimo de la película que protagonizó en 1955 junto a Jane Wyman y podría traducirse como Solo el cielo lo sabe. 496 páginas para las que se ha contado con declaraciones de más de cien personas que tuvieron relación con el actor y que desvelan aspectos desconocidos sobre el calvario personal que vivió más allá de sus esfuerzos por ocultar su homosexualidad.
Cuando era un niño vivió el abandono de su padre, la precariedad económica y el carácter manipulador y dominante de una madre que le creó inseguridades que formaron parte de su personalidad durante toda su vida. Lee Garlington, que fue uno de sus amantes y a quien el actor llegó a calificar en sus últimos días como el “amor de su vida”, desveló en 2015 que una de las razones de su ruptura fue precisamente que él “quería una figura paterna” y Hudson “no era la suficientemente fuerte. Era un gigante amable”.
Durante su infancia el actor también se topó con un padrastro alcohólico que, según afirma el libro, abusó de él. Y después llegó su agente, Henry Wilson, conocido en el mundillo por estar especializado en captar jóvenes guapos a los que intentaba lanzar a la fama con la misma tenacidad con la que pretendía que pasaran por sus sábanas. En una obra anterior titulada Rock Hudson Erotic Fire, el historiador cinematográfico Darwin Porter desveló que en los comienzos de sus carreras Hudson y Marilyn Monroe tuvieron una aventura y que fue ella quien decidió darla por acabada con el argumento de que ambos “tendrían que mentir sobre algunos sofás” para ascender en su carrera.
Y así fue en ambos casos, con la diferencia de que Hudson se tuvo que prodigar entre ambos sexos y protegerse, como descubre la nueva biografía, de sus amantes masculinos, siempre dispuestos a dar detalles sobre la inclinación homosexual del intérprete a cambio de un puñado de dólares. Para evitarlo estaba precisamente Wilson, que acabó cansado de sobornar a jovencitos lenguaraces y terminó por obligar a Rock Hudson a casarse con su secretaria, Phyllis Gates, quien terminó por divorciarse en 1959, cuatro años después su engañoso matrimonio.
El sida, según la obra de Griffin, solo logró aumentar el sufrimiento del actor, no solo por el tremendo deterioro físico que experimentó, sino también por los meses en los que vivió angustiado porque se descubriera su secreto. La puntilla final la dio su último novio, Marc Christian, que denunció a Hudson y su secretario, Mark Miller, por 10 millones de dólares bajo la acusación de haberle puesto en riesgo por ocultarle la enfermedad que padecía el actor. Christian consiguió un acuerdo multimillonario en 1991 y murió en 2009, sin signos de sida, a causa de problemas pulmonares.
Fuente El Pais
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