Raphael Kennedy, de 31 años, infligió 39 lesiones en la cabeza, cuello, torso y extremidades de su hijo Dylan y lo dejó agonizar con hemorragias internas durante una hora y media antes de llamar a la ambulancia el 15 de diciembre pasado.
El niño llegó a ser ingresado en un hospital, pero los médicos no pudieron hacer nada para salvar su vida.
“La autopsia reveló numerosas laceraciones en su hígado y una hemorragia considerable en su cavidad abdominal. Una lesión abdominal provocada por fuerza contundente fue declarada como la causa de la muerte”, afirmó el fiscal Jonas Hankin en el tribunal de Northampton (Inglaterra) que ha juzgado el caso.
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