El hombre de 45 años decidió a comienzos de este año someterse a la práctica quirúrgica luego de analizarlo durante décadas. Wardle nació sin pene por una extraña malformación congénita llamada extrofia vesical.
Su vida fue siempre un tormento físico y psicológico. Sus padres lo abandonaron al poco tiempo de nacer y lo dieron en adopción. Ocultó su condición a todos sus amigos y a sus novias, con quienes -lógicamente- no tenía relaciones sexuales.
En dos ocasiones Wardle intentó quitarse la vida.
Pero en 2015 un documental lo hizo célebre. Su caso se hizo público y consiguió hablar abiertamente sobre su drama. La opción a un implante surgió de inmediato, pero no fue hasta comienzos del corriente año cuando por fin se determinó a ingresar a una sala de operaciones. La práctica duró diez horas.
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