Se trata de Dawri Ismael Almonte Rodríguez, de 18 años, quien aseguró que fue amarrado, amordazado y dejado abandonado en un armario, para que allí muriera, ya que supuestamente se niega a vender drogas para una red narcotraficantes que opera en el referido sector.
Narró a los agentes del orden que al verse en las referidas circunstancias comenzó a patear las puertas y tratar de hacer la mayor cantidad de ruido, con la esperanza de que algún vecino del lugar lo escuchara y acudiera en su auxilio. Sus acciones de sobrevivencia dieron resultados y un vecino llamó al 9-1-1 para alertar que escuchaba ruidos extraños dentro de una casa.
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