Ambas se verían el jueves en la noche después del trabajo como lo hacían usualmente, pero el acto brutal del hombre que aún no ha sido apresado por las autoridades impidió que vieran.
Mientras entraban el ataúd blanco dentro del hueco asignado en el cementerio Cristo Salvador, las personas que fueron a darle el último a Dios a Anneris, sus parientes dijeron que piden misericordia por el alma de quien le arrebató la vida de la mujer que dejó en la orfandad a tres hijos que residían junto a ella en los Altos de Sabana Larga y reclamaron que se haga justicia para que no sea una muerte más del montón.
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